Tolerancia 0 con la #MGF

MGFAlgunas de mujeres atendidas en SICAR cat han sufrido una doble violación de Derechos Humanos. A su condición de víctimas de la trata de personas con fines de explotación, se le suma el hecho de haber sido sometidas en origen a la mutilación genital femenina (MGF), que implica la alteración o lesión de sus genitales por motivos no médicos. Al igual que la trata, la práctica de la MGF es una manifestación de violencia machista y puede ser causa de solicitud de protección internacional por motivos de género.

En sus historias, estas mujeres que acompañamos en su restitución de derechos, nos relatan sus motivaciones para huir de un país y cómo asumen el dolor que genera la distancia de sus familias. A menudo, en origen, se encuentran en situaciones de desespero y las mafias aparecen para ofrecerles aquello que ellas anhelan… viajar a Europa. El sueño europeo pero acaba convirtiéndose en una pesadilla.

Las consecuencias de prácticas tan crueles como la trata de seres humanos y la MGF, más allá del ámbito físico también repercuten en el emocional. Las palabras de estas usuarias reflejan sufrimiento, impotencia e incluso culpabilidad que pueden ser originadas por el cuestionamiento de las propias creencias, cuando lo que hasta entonces era una verdad empieza a despertar interrogantes, cuando las situaciones que las motivan a una vida mejor son en realidad las que las empujan a vivir situaciones denigrantes e inhumanas.

A lo largo de estos años de intervención, hemos observado diferentes estrategias usadas por estas mujeres para luchar contra la MGF. Por ejemplo, dos de ellas, gracias a la Clínica Dexeus, se sometieron a una reconstrucción y pudimos acompañarlas en este proceso vital tan importante. Sin embargo, hay usuarias que han decidido rebelarse contra esta práctica cruel desde el activismo y sensibilizan a sus paisanos sobre la grave violación de Derechos Humanos que es la MGF.

En palabras de nuestra compañera Anna:

Estas historias de vida nutren mi creencia sobre la capacidad del ser humano para crecer ante las adversidades. Acompañar a las mujeres en su día a día, escucharlas relatar sus sueños y ver cómo sus deseos por un mundo mejor las empujan a no rendirse, me hacen continuar confiando en que una vida donde los Derechos Humanos son reconocidos será posible